viernes, 11 de noviembre de 2016

La Pérdida

     La vida no deja de sorprender. Siempre se mantuvo la creencia y fe en la institución del matrimonio, como acto único y solemne de entrega a una persona para el resto de tu vida por amor, respeto, para compartir a la par sin jerarquías, complementándose, engranándose en uno, respetándose y comunicándose en todo momento… Jamás se llegó a pensar ni a calcular que el amor podría llegar a un final; siempre se creyó que era necesario una infidelidad, maltrato, irrespeto y falta de comunicación para que un matrimonio acabara; se descubrió que la pérdida de identidad (dejar de ser auténticamente por ser quien el/la otra/o quiere que seas) puede causar desapego a la pareja y como consecuencia, que se acabe el amor (al despertar y/o percatarse de la pérdida, el amor propio llega a ser superior para rescatar lo perdido y por ende, no se ama más al particular), es muy triste, inexplicable y complejo a la vez, es mucho más fácil de hechos generados por agentes externos que hayan incidido en el mismo, por eso batallar con sigo mismo y ganar la pelea, siempre será la mayor de las conquistas del ser… Ámense en libertad, sin perder su ser o identidad y sin dejar de amarse lo suficiente a sí mismos, con humildad; he ahí la clave del éxito en cualquier relación de pareja, claro está, esa es mi perspectiva, ya que son varios factores o variables necesarios a tomar en cuenta antes mencionadas para garantizar ese éxito en definitiva… Nunca se es suficiente y tampoco demasiado, mas sí únicos y dentro de esa perfección equilibrada de alma, cuerpo, y mente, se hallará ese complemento merecido y eterno…



Marwin Carvallo Peña
Originalmente escrito: 11/11/2016

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