viernes, 30 de diciembre de 2016

Una Violeta

     Una violeta descansa en el palpitar de mis pensamientos, aunque ya no duele, mis ojos están llorando por esa ilusión y hace que escarcha caiga sobre mi piel anunciando tu llegada desde la despedida, que se cristaliza por el deseo y desespero poderte ver, de volverte a tener.
     Mírame cielo, mira a mis ojos, no te detengas a visualizar las cosas que no están, irreales, apariencias, que no son esenciales. Mírame nuevamente, sigue tus sentimientos, sigue tu intuición y hallarás ahí la verdad en nuestro amor, que ha quedado estático esperando por nosotros para que lo reavivemos como las brasas que en una fría noche necesitamos del calor del fuego.
     Contéstame, cómo saber que las lágrimas son saladas para mi paladar, cuando sé qué en mis labios está lo dulce de tu voz y siendo el pensamiento pálido cuando mucho color hay en tu andar, mientras mi piel de polvo canela es endurecida por tu ser, por tu ausencia, por la indiferencia...
     Ahora, mis lágrimas cuentan versos que no he de escribir cuando son muchas las emociones que en mí he llegado a sentir. Inexplicables e inexpresables son mis latidos, pensamientos, sensaciones e imaginaciones por ti, que aún recuerdo ese primer momento en el que te conocí y te perdí.



Marwin Carvallo Peña
Originalmente escrito: 29/12/2016

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