jueves, 12 de enero de 2017

Amor Platónico


     En una fría y hermosa noche de luna llena, con un cielo despejado en el que se podían ver muchas estrellas, ante la distancia inclemente se empezó a sentir y vibrar respecto a sensaciones que quizás no podrán ser olvidadas y al mismo tiempo inexplicadas; sentados iluminados bajo la blanca luz de la luna, se empezaban a preguntar desde cuando había empezado a ocurrir todo esto, que desde la distancia y cercanía podrían ser como una sola alma separadas en dos cuerpos distintos que pasaban, que penaban, que pensaban, que experimentaban de alguna manera u otra lo mismo; es como volverse loco extrañando labios, ideas, palabras, miradas, olores, sabores, abrazos y sobre todo el color violeta en sus almas; fascinados por los sentimientos que hacían ver la vida y sus colores azul, verde, amarillo, blanco, oro-rubí, marrón y plateado, se entendió que era algo más y cada vez más y más, cada uno muriéndose por gritarle el mundo todo lo que sentían por dentro pero sin querer despertar a nadie; sin embargo, ni siquiera en siete idiomas era suficiente vocabulario o se contaba con suficientes palabras para poder explicar o decir lo que estaba sucediendo, algo tan extraordinario que ningún ser humano ha escrito al respecto; uno de los amantes confesó su devoción total y absoluta hacia el otro, clamándola su diosa, su reina, el amor y mujer de su vida, ya que ésta era todo lo que estaba esperando desde hacía ya algún tiempo y su alma vacía necesitaba sentir a alguien así; siempre se abrazaban sintiendo que sus cuerpos estaban en el camino y como si ese abrazo fuese el último que se fueran a dar; tanto se querían, tanto se amaban que parecía imposible o increíble lo que estaba sucediendo entre ellos, cada uno como ángel con alas rotas esperando sanarse uno con el otro, deseando, soñando despiertos y dormidos, extrañándose, anhelando estar juntos de por vida y hacer lo mejor con lo que sentían, coleccionando momentos, instantes, besos, canciones e imágenes que algún día colgarían en las paredes de su morada; a menudo se preguntaban y a Dios que había pasado, que habían hecho, hasta que entendieron y agradecieron que era algo que tenía que suceder, comprendiendo que el tiempo y planes de Dios son perfectos, son felices, se quieren, se aman y se adoran como una eterna llama trina vibrante, armoniosa, melodiosa, comprensiva, compasiva y divina; lo que Dios une de esa manera, ningún hombre podrá separarlo, así ha sido y así será siempre y eso mis amigos… es el Amor Platónico.



Marwin Carvallo Peña
Originalmente escrito: 12/01/2017

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