Y las olas empezaron a reventar en mi cabeza, esos pensamientos alejados de mis sentimientos que no puedo expresar, de vuelta a la misma página, pensando y vagando por las calles he dicho, cuánto más ha de ser este camino tan angosto y obscuro, pero entonces desde lo más lejano, miles de voces contemplaban hacia el infinito, estelas doradas sellaban el rumbo hacia lo infinito, empecé a sentir los dulces olores y aromas que significaban y brindaban paz en mi ser, éstos me elevaban hasta el punto que no quería regresar a este plano, develando todas las cosas, todo lo hermoso y dulce que hay en la vida, entonces estalló el silencio y miles de ángeles cantaban mis canciones, entonaban mis músicas y es cuando supe que no estaba solo, que tenía en mi las fuerzas necesarias y capacidades para lograr todo lo que he querido y querré, me peinaron el alma los vientos de cambios, alimentados con arándano y menta, las rosas rosadas que embellecían el camino, las praderas con altos pinos y hermosos lirios violetas que no dejaban de asómbrame y sentir la plenitud en mi alma, todo esto lo sentí en siete minutos, lo cual fue el tiempo que me tomó escribir estas líneas, las cuales no sé si muchos o pocos leerán, no sé si muchos o pocos la entenderán, solo puedo decir que la vida es una, y hay que vivirla, las lágrimas fortalecen, y las personas van y vienen, lo que importa es seguir adelante, crecer altos y fuertes como robles, tan dulces y dóciles como la brisa en los arboles de primavera que llega para borrar el invierno de la tierra, y que con lluvia la refresca y lava toda la suciedad de las tierras, así está ahora mi alma, calmada, limpia, purificada, mi cuerpo embelleciendo, mi mente expandiéndose, el balance perfecto está por ser encontrado, y solo yo soy el responsable de mi destino.
Marwin Carvallo Peña
Originalmente escrito: 10/11/2013
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